La atención de Wall Street en la industria automotriz ha tomado un giro político a medida que analistas e inversores evalúan qué acciones se beneficiarán independientemente del resultado de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Si bien gran parte del sector automotriz ha tenido dificultades, Tesla Inc. surge como un potencial ganador independientemente de si la vicepresidenta Kamala Harris o el expresidente Donald Trump asumen el cargo, sugieren los analistas.
Los fabricantes de automóviles tradicionales como Ford Motor Co. y Stellantis se enfrentaron a años difíciles en 2024, con Ford cayendo casi un 7% y Stellantis cayendo más del 40%.
General Motors ha ido contra la tendencia y ha subido un 47% en 2024, gracias en parte a sólidas recompras de acciones y un rendimiento constante.
Sin embargo, a pesar de estas ganancias, las acciones automotrices tradicionales se cotizan con un descuento significativo, con un promedio de solo cinco veces sus ganancias proyectadas para 2025, una fracción del múltiplo de 21 del S&P 500.
Los fabricantes de vehículos eléctricos también han obtenido resultados dispares. Tesla ha subido un 5,7% este año, por detrás del mercado en general, mientras que las empresas emergentes de vehículos eléctricos Lucid y Rivian han experimentado pronunciadas caídas, del 40% y el 54%, respectivamente.
Los desafíos de los vehículos eléctricos frenan las perspectivas de crecimiento
Si bien las elecciones estadounidenses pueden influir en el futuro del sector automotriz, la industria enfrenta desafíos que se extienden mucho más allá de las consideraciones políticas.
El sector ha encontrado obstáculos para ampliar la producción de vehículos eléctricos: la desaceleración del crecimiento, el aumento de los incentivos y los altos inventarios añaden presión sobre las ganancias.
Además, los precios de los automóviles han bajado y los fabricantes de automóviles siguen lidiando con altos inventarios en los concesionarios y una desaceleración del crecimiento de la producción.
A pesar de la inversión de la industria en infraestructura para vehículos eléctricos y el impulso a alternativas energéticas más limpias, el crecimiento ha sido más lento de lo anticipado.
Para muchos analistas, esto indica que los desafíos que enfrentan los fabricantes de automóviles son profundamente estructurales y es poco probable que se alteren significativamente con los resultados de las elecciones presidenciales.
Impacto electoral: la victoria de Harris frente a la victoria de Trump
Si Harris gana las elecciones, Wall Street espera que todo siga como siempre, sin cambios significativos en las políticas de emisiones ni en los incentivos fiscales para los vehículos eléctricos.
Sin embargo, una victoria de Trump podría traer cambios significativos en los créditos fiscales para vehículos eléctricos y en las políticas comerciales que impactan a la industria automotriz.
Trump ha expresado previamente sus intenciones de eliminar los créditos fiscales para los vehículos eléctricos, lo que podría desacelerar el crecimiento del sector.
Además, sus políticas arancelarias, incluidos posibles aranceles a las importaciones mexicanas, afectarían a los fabricantes de automóviles con operaciones de producción importantes en México, como GM y Stellantis.
John Murphy, analista de BofA Securities, cree que las políticas de Trump podrían ser ligeramente positivas para los fabricantes de automóviles tradicionales como Ford y GM, que tienen líneas de vehículos a gasolina más rentables.
Según Emmanuel Rosner, analista de Wolfe Research, a Ford le iría particularmente bien con un segundo mandato de Trump debido a su exposición relativamente limitada a la producción mexicana.
La posición única de Tesla
Se espera que Tesla tenga un buen desempeño bajo cualquiera de las dos administraciones.
Los analistas creen que si Harris es elegida, la compañía seguirá beneficiándose de los incentivos fiscales para los vehículos eléctricos y de la venta de créditos regulatorios.
En caso de una victoria de Trump, la fabricación nacional de Tesla podría darle una ventaja, ya que la compañía no tiene operaciones de producción en México.
Más allá de la fabricación, la incursión planeada de Tesla en la tecnología de conducción autónoma también podría beneficiarse de una presidencia de Trump.
Una administración Trump podría favorecer la desregulación de la tecnología de conducción autónoma, lo que podría impulsar las acciones de Tesla mientras la compañía apunta a lanzar su servicio de taxis robotizados en 2025.
Los proveedores de autopartes se enfrentan a una suerte dispar
Los proveedores de autopartes, entre ellos Aptiv y TE Connectivity, están sufriendo las consecuencias del panorama político actual. En 2024, estas empresas del índice Russell 2000 han caído un promedio del 27% y cotizan a solo 12 veces las ganancias proyectadas.
Sin embargo, los analistas creen que una administración de Harris favorecería a los proveedores de piezas de vehículos eléctricos, ya que suministran componentes diseñados específicamente para la producción de vehículos eléctricos.
Según Rosner, la dependencia de Aptiv y TE Connectivity de la fabricación de vehículos eléctricos los posiciona para crecer bajo políticas que favorecen la expansión de los vehículos eléctricos.
Si bien los acontecimientos políticos podrían influir en estas empresas, los analistas advierten que factores más allá de las elecciones jugarán un papel importante en el futuro de la industria automotriz.
La resiliencia de la cadena de suministro, los avances en la tecnología de vehículos eléctricos y las preferencias cambiantes del mercado por los vehículos eléctricos en lugar de los tradicionales a gasolina son elementos clave que darán forma al desempeño a largo plazo.
Eventos clave que influyen en las acciones del sector automovilístico
A medida que se acercan las elecciones estadounidenses, Wall Street está siguiendo los factores que podrían influir en las acciones del sector automotor.
Los analistas sugieren que, si bien la política podría agregar complejidad, los fundamentos subyacentes seguirán impulsando las valoraciones de las acciones en todo el sector.
Tesla, por ejemplo, sigue siendo una empresa destacada en la industria, ya que navega por el panorama regulatorio mientras impulsa la innovación en vehículos eléctricos y tecnologías de conducción autónoma.
En el caso de Ford y GM, los inversores están evaluando si sus carteras de vehículos tradicionales proporcionarán estabilidad en un entorno político cambiante.
Y para los proveedores de piezas de vehículos eléctricos como Aptiv y TE Connectivity, su suerte puede depender de qué administración asuma el cargo y cómo aborde las políticas de emisiones.
La industria automotriz enfrenta una intersección única de dinámicas políticas y de mercado en el período previo a las elecciones.
Pero, como advierten los analistas, el desempeño de las acciones individuales y del sector en su conjunto dependerán de algo más que las políticas del próximo presidente.
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