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¿Taiwán realmente “robó” la industria de chips de EE.UU. como afirma Trump?

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Semiconductor

En una entrevista reciente en The Joe Rogan Experience , el expresidente Donald Trump reavivó un polémico debate al afirmar que Taiwán había “robado” la industria de semiconductores de Estados Unidos.

Los comentarios de Trump se hacen eco de acusaciones anteriores que ha hecho, afirmando que Taiwán ha tomado el control de una tecnología crucial para la economía estadounidense.

Sin embargo, los expertos sostienen que el dominio de Taiwán en la fabricación de semiconductores no es el resultado del robo, sino más bien de un modelo de negocio innovador y décadas de inversión.

A medida que se intensifica la carrera presidencial estadounidense de 2024, la atención puesta en la industria de semiconductores de Taiwán, encabezada por Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), plantea preguntas sobre lo que el posible regreso de Trump al cargo podría significar para el sector mundial de chips.

La perspectiva de Trump: aranceles y “tarifas de protección”

Los comentarios de Trump reflejan sus preocupaciones sobre la dependencia estadounidense de la producción de semiconductores de Taiwán.

Durante la entrevista, criticó la Ley CHIPS, sugiriendo que los fondos estadounidenses no deberían usarse para beneficiar a empresas extranjeras que establecen plantas en el país.

Si es reelegido, Trump propuso imponer aranceles a los chips taiwaneses, específicamente a los de TSMC, que fabrica chips para gigantes tecnológicos como Apple y Nvidia.

Incluso sugirió que Taiwán debería pagar a Estados Unidos por su defensa, una noción que los funcionarios de Taiwán descartaron como una “tarifa de protección” no deseada, según CNN .

Las acciones de TSMC cayeron un 4,3% en respuesta, lo que pone de relieve la sensibilidad del mercado a las tensiones geopolíticas.

El éxito de Taiwán en el sector de los semiconductores

Los expertos refutan las acusaciones de Trump, enfatizando que la industria de semiconductores de Taiwán surgió gracias a la previsión y la planificación estratégica en lugar de “robar” tecnología estadounidense.

TSMC, fundada por Morris Chang en 1987, fue pionera en un modelo de “fundición pura”.

En lugar de diseñar sus propios chips, TSMC se centró exclusivamente en la fabricación para otras empresas, un enfoque novedoso en aquel momento.

Esto permitió a TSMC escalar la producción, atraer clientes de todos los sectores y convertirse en un eje en la cadena de suministro global de semiconductores.

“El éxito de TSMC se debe a un enfoque en la excelencia en la fabricación y las economías de escala, no a tomar nada de los EE. UU.”, dijo Christopher Miller, autor de Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology , citado por CNN.

Este enfoque centrado en la fabricación, combinado con el ecosistema de ingenieros calificados de Taiwán, ha convertido al país en el principal proveedor mundial de chips avanzados, produciendo más del 90% de la producción mundial, según la Asociación de la Industria de Semiconductores.

Los intentos de Intel y Samsung de replicar el modelo de fundición de TSMC subrayan cómo el ascenso de los semiconductores de Taiwán fue orgánico, no oportunista.

Por qué las empresas estadounidenses dependen de TSMC

A pesar de las críticas de Trump, gigantes tecnológicos estadounidenses como Amazon, Microsoft y Google dependen profundamente de la fabricación avanzada de TSMC.

La amenaza de un posible conflicto entre China y Taiwán ha aumentado el interés de Estados Unidos en reducir esta dependencia, lo que ha dado lugar a iniciativas como la Ley CHIPS, firmada por el presidente Joe Biden en 2022, destinada a impulsar la producción de chips en Estados Unidos.

Sin embargo, construir una base de fabricación de semiconductores a nivel nacional no es una tarea sencilla: Intel y otras compañías enfrentan altos costos, escasez de mano de obra y desafíos regulatorios en Estados Unidos, lo que resalta las complejidades del impulso de Trump para traer la fabricación de chips al país.

Para TSMC, expandirse a Estados Unidos también presenta desafíos.

La empresa está construyendo tres instalaciones en Arizona, pero ha encontrado retrasos relacionados con diferencias en la cultura laboral y las regulaciones laborales.

“TSMC debe adaptar sus operaciones para ajustarse a la cultura local y a los sistemas laborales si realmente quiere convertirse en una empresa global”, dijo el ex director de I+D de TSMC, Konrad Young, según CNN .

El dilema de los chips entre Estados Unidos y Taiwán

Si Trump impusiera aranceles a los semiconductores taiwaneses, podría complicar las cadenas de suministro y aumentar los costos en todo el sector tecnológico.

Los analistas de Citi señalaron que los aranceles implicarían auditorías exhaustivas, dada la compleja composición de los chips en los dispositivos electrónicos.

La historia sugiere que una disputa comercial podría provocar represalias por parte de China, como se vio cuando Beijing restringió el acceso del fabricante de chips estadounidense Micron al mercado chino durante tensiones anteriores.

Por otra parte, una presidencia de Trump podría favorecer a los fabricantes de chips estadounidenses como Intel y Texas Instruments, lo que podría transformar el panorama competitivo de la industria.

Mientras Estados Unidos lucha por asegurar su suministro de chips, el papel de Taiwán sigue siendo indispensable.

Los comentarios de Trump subrayan los desafíos que supone reducir la dependencia de los fabricantes de chips extranjeros y al mismo tiempo equilibrar las consideraciones geopolíticas.

Mientras tanto, la influencia de TSMC en el panorama tecnológico global continúa creciendo.

Sin embargo, como sugiere Konrad Young, la clave para cualquier expansión exitosa residirá en la cooperación más que en la competencia, fomentando un entorno en el que tanto las empresas estadounidenses como las taiwanesas puedan prosperar hacia un futuro sostenible en materia de semiconductores.

En el debate más amplio, el camino de Taiwán hacia el dominio de los semiconductores ilustra un modelo estratégico que sus rivales buscan emular en lugar de reemplazar.

Aunque las afirmaciones de Trump aparecen en los titulares, los expertos de la industria coinciden: Taiwán no robó la industria de chips de Estados Unidos: construyó una que se ha convertido en la envidia del mundo.

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