
Después de años de acoger inmigrantes para abordar la escasez de mano de obra e impulsar el crecimiento económico, Canadá está cambiando de rumbo.
El 24 de octubre, el gobierno del primer ministro Justin Trudeau anunció planes para reducir la inmigración, citando la presión sobre la vivienda, el empleo y los servicios públicos.
Esto supone un importante cambio de política en un país conocido por acoger a los recién llegados como contribuyentes esenciales a su economía.
El cambio radical en la inmigración en Canadá: ¿Qué motivó el cambio?
Canadá ha experimentado un rápido crecimiento demográfico, impulsado por niveles récord de inmigración. La afluencia es comparable a la de añadir una ciudad entera del tamaño de San Diego a la población de Canadá cada año.
Con una población de apenas 40 millones, este aumento ha tensionado la infraestructura, inflado los precios de la vivienda y elevado la tasa de desempleo.
La presión sobre los recursos ha provocado un cambio en la opinión pública.
Una encuesta reciente del Environics Institute reveló que casi el 60% de los canadienses cree ahora que los niveles de inmigración son demasiado altos, un aumento respecto de solo el 27% en 2022.
Este cambio de sentimiento ha alimentado la presión sobre el gobierno de Trudeau para que actúe, especialmente a medida que el opositor Partido Conservador gana terreno antes de las elecciones de 2025.
Un cambio con respecto a las políticas de inmigración anteriores
Históricamente, las políticas de inmigración de Canadá han estado bien reguladas y vistas de forma positiva.
Canadá comparte sólo una frontera con Estados Unidos, y el gobierno establece objetivos anuales de inmigración para garantizar un crecimiento poblacional fluido.
Sin embargo, la afluencia posterior a la pandemia, impulsada por la relajación de las restricciones de viaje y la escasez de mano de obra, superó las expectativas y reveló grietas en el sistema.
Si bien el aumento ayudó a varios sectores a recuperarse, como la vivienda, el comercio minorista y las telecomunicaciones, el rápido ritmo pronto superó la capacidad del país para absorber nuevos residentes.
Esto ha provocado que el PIB per cápita, un indicador clave del nivel de vida, haya disminuido durante trimestres consecutivos. Los adultos más jóvenes y los inmigrantes recientes, cruciales para el mercado laboral, son los que más están sintiendo el impacto.
Desmantelando el sistema de inmigración
El sistema de inmigración de Canadá se divide esencialmente en dos grupos.
- Residentes permanentes: estos inmigrantes son seleccionados a través de un sistema de puntos que evalúa factores como la educación, las habilidades lingüísticas y la experiencia laboral. Este grupo ha servido tradicionalmente como la principal fuente de nuevos ciudadanos y migrantes económicos.
- Residentes temporales: este grupo incluye a estudiantes internacionales, trabajadores extranjeros y solicitantes de asilo. Aunque estos grupos solían contribuir mínimamente al crecimiento de la población, las políticas recientes que permiten un acceso más fácil a visas de trabajo han provocado un aumento en su número.
Los residentes temporales a menudo buscan realizar la transición a la residencia permanente, utilizando su experiencia laboral o de estudio en Canadá para obtener una ventaja en el proceso de solicitud.
Sin embargo, el crecimiento repentino de este grupo ha añadido presión sobre el mercado inmobiliario y los servicios públicos.
El plan de Trudeau para reducir la inmigración
Para abordar los desafíos que plantea la alta inmigración, el gobierno ha anunciado restricciones más estrictas para los residentes permanentes y temporales.
- Canadá reducirá el número de nuevos residentes permanentes a 395.000 en 2025, frente a los 485.000 de 2023.
- El gobierno también introducirá, por primera vez en la historia, un límite al número de residentes temporales, con el objetivo de reducir su número en un 20% en los próximos tres años.
- El límite incluye límites a las visas de estudiantes y restricciones a la mano de obra extranjera, una medida diseñada para aliviar la presión sobre la vivienda y los servicios públicos.
Para 2027, Canadá espera un crecimiento poblacional modesto de apenas el 0,8%, un marcado contraste con el crecimiento anual del 3% observado en los últimos años.
Implicaciones económicas de la reducción de la inmigración
Si bien la nueva política de inmigración apunta a estabilizar los mercados laborales y de vivienda, conlleva riesgos económicos.
La inmigración representa casi todo el crecimiento de la fuerza laboral en Canadá, y una desaceleración en el número de recién llegados podría perjudicar el desempeño económico a largo plazo.
Canadá ha recurrido a la inmigración para impulsar el gasto de los consumidores, lo que jugó un papel clave para evitar la recesión durante las agresivas alzas de las tasas de interés del Banco de Canadá.
Una reducción de la inmigración podría reducir la oferta laboral, obstaculizando el crecimiento económico e incluso reavivando la inflación a medida que las empresas luchan por cubrir vacantes.
Cómo equilibrar el sentimiento público y las necesidades económicas
La decisión del gobierno de reducir los objetivos de inmigración está motivada en parte por el creciente descontento público, pero corre el riesgo de complicar la estabilidad económica futura.
La inmigración ha sido fundamental para sostener la fuerza laboral de Canadá, y cualquier disminución significativa podría reducir la productividad y el crecimiento.
El Ministro de Inmigración, Marc Miller, reconoció la necesidad de un enfoque equilibrado.
Si bien debemos gestionar el flujo de recién llegados, la inmigración sigue siendo una parte vital de nuestra estrategia económica a largo plazo.
¿Qué le espera a las políticas de inmigración de Canadá?
La nueva política de inmigración refleja un enfoque cauteloso para gestionar el crecimiento demográfico, equilibrando el sentimiento público con las necesidades económicas. Sin embargo, los analistas advierten que los cambios podrían tener consecuencias no deseadas.
Una desaceleración del crecimiento de la fuerza laboral podría perjudicar a sectores como la atención de la salud, la construcción y la tecnología, todos los cuales dependen en gran medida de inmigrantes calificados.
Además, unas tasas de inmigración más bajas pueden llevar a una reducción del gasto de los consumidores, lo que podría desacelerar la recuperación económica.
Si bien el gobierno de Trudeau pretende abordar los desafíos inmediatos, el impacto a largo plazo sobre la economía de Canadá sigue siendo incierto.
El éxito de estas nuevas políticas dependerá de si el país puede lograr el equilibrio adecuado entre el control de la población y el crecimiento económico.
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